Rosa Díaz (Sevilla, 1946)

Esta sonrisa que ofrezco

es mi alma vestida de domingo,

acompasada en Fausto…

(las niñas tenían diademas blancas

y vestidos también blancos…)

(las monjas, rugosas unas,

rubicundas otras,

mantenían sus miradas cúbicas

de ángeles envenenados y fríos…)

y de pronto la acera,

el claxon,

el infarto,

el pluriempleo,

el paro,

el anciano sin sol,

el árbol sin lugar,

la cartera S,

el ceda el paso.

Y mi lágrima larga.

Diamante sin fronteras,

estratégica daga del destino

bordeando la historia.

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