Mercedes Escolano (Cádiz, 1964)

La quise, sí, pero fue un sueño

amarla un grado más que a la ginebra,

pues todo asunto tiene sus distancias,

su puro y cristalino vaso de locura.

La quise, sí, y acabó pronto

en brazos de otro amante portuario,

más ágil que yo con la bebida,

más triste y quizá más renegado.

Qué habrá sido de ella, me pregunto.

A veces la imagino en una esquina

agitando el bolso igual que el alma,

borrándose el carmín con las farolas.

Soñará todavía con necios millonarios

que aparquen el capó justo en su acera

y la lleven a rugir a alguna fiesta

donde nunca, nunca den las doce.

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