Mercedes Escolano (Cádiz, 1964)
mis domingos bostezan largos y perezosos
como libros a medias
en la mesilla de noche
la luz va levantándose a la par que los pájaros
una luz verde de domingo en rama
una luz silvestre de algodón
las sábanas inundan de ternura todo el aire
sus flores cubren la curva de mis pies
el cuerpo ronronea
se sabe apetecible aún
en la penumbra cálida de la amanecida
cuesta abrir los párpados
echar pie a tierra
coger las riendas de un día tan largo
despierto a mi jilguero con ración doble de alpiste
abro puertas y ventanas
y entra lento muy lento un domingo carnal
los gorriones ya se han percatado
de la presencia de un platillo de pan
se arremolinan en torno
como niños que jugaran a robarse las migas
picotean mi corazón de pan
mi corazón tierno
su miga ingenua
cada domingo
los mirlos se acercan a dar los buenos días
el caracol avanza su metro de nostalgia
las hormigas laboran de sol a sol sin pausa
y yo aquí en el Edén
con mi pijama verde
con la pereza dominical del buen samaritano.