“IKEBANA” (Hablando con un haya)

JULIA UCEDA

Desde el jardín inunda las habitaciones un pálido silencio,

 fresco,

 suave

como una mano sabia y sagrada desde algún espacio sin tiempo;

tal vez de alguien no creado todavía pero que sonríe sin sonreír.

Llueve. El silencio está vivo y acompaña,

se le respira y nos fundimos en lo innombrable.

Los árboles y yo nos sentimos en paz. De vez en cuando,

una gota perezosa cae desde el último dedo de las ramas de un cedro

que reina en el jardín como barco de velas.

En el monitor encendido veo el fragor de un mundo

 perdido en su desvarío.

No cambiaré mi conciencia para estar con ellos. Estoy

 con los árboles

 y su silencio.

 Y con la mano sagrada

 de quien ignoro.

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