Ana María Romero Yebra (Madrid, 1945, residente en Almería desde 1981)
Hace sol. En el cielo se perfilan los pájaros.
Todo es claro y azul. La vida llama
para invadir la calle con sonrisa de estreno.
Tomar una cerveza en la terraza
de aquel bar que nos gusta,
andar todo el Paseo mirando escaparates
y comprar el vestido que no necesitamos
pero tan bien nos sienta.
Encontrar un amigo al doblar una esquina
y seguir caminando prendida de su charla,
quedar condecorada con su abrazo
y al final de la tarde, cargada de paquetes,
volver hacia la casa
bajo el verde cobijo de los árboles recios
donde anidan gorriones
y escuchar el murmullo de su voz campesina
en medio del asfalto
salpicando la calle de ternura.
La vida es esta tarde un estallido
de luz y de alegría.
Irisada burbuja transparente
que flota y se desplaza
por el aire, gozosa,
esquivando los golpes que pudieran herirnos
y quebrar el espejo que nos da su envoltura.
La vida nos asombra, nos habla, nos sugiere…
Desde la celda hermosa de los escaparates
trata de encadenarnos con sus lazos sutiles
a las cosas que vemos,
lo mismo que nos ata-sólo porque vivimos-
al discurrir el tiempo
y nos pone en las manos
la densidad tan bella de los días,
el paso de las horas dulcemente gastadas
igual que en esta tarde luminosa.